sábado, 1 de agosto de 2009

Quiero un asado Humano
(y ser corrupta en una doble personalidad)
Capitulo quinientos mil : The Smile.-

Last word (?)

Cuanta esa dicha loca, provoca la felicidad enceguecedora...
Como desearía poder mirar mis pupilas desde dentro de mis ojos.
La incoherencia se ha transformado en los pasos de las personas
que miran en cielo.

-oh!! deben hacer unos 15º.

vuelven a mirar.
Y la imaginacion se transforma en acertijos para la musica
que circula por el cuerpo.
Los ensueños, son más reales que los propios sueños.
Lástima, que las madres no pueden interceptarse.

Entre las manos, se adora ese caramelo medio amargo-medio dulce.
que guardan recelosamente para que mañana digan "ñam, ñum!"

-volvamos?.
dijo una voz de entre todas las que circulaban dando vueltas, escupiendo
al cielo.
-No hagas caso a tu raptor (en este caso yo) o perdoname.

Pero tiritaba y no de frio.
Tenia miedo de tranformarse en un refrigerador.
Tenía miedo de ser amigo de las lechugas congeladas.
Tenia miedo de no sentir calor.

Tenia miedo de oir el canto de la hielera cada vez que su HUMO saliera cuando
un algo (con supuesta vida) quisiera sacar agua congelada.


Pero... ¿qué fue esa expresión que se dibujó en sus labios!?
Carajo... no era miedo.
Era la ansiedad... tomó su guitarra y se introdujo dentro del refrigerador.
Tocó una que otra canción de Radiohead.
Miró las fotografias de su celular, para guardarlas con un chip que se introduciría
con facilidad en su cabeza que no se sorprendia del avance.
Solo del silencio.
Sacó las propias conclusiones...?
No, las analizó despues de haberlas oído de una... "amiga"

-Nunca podré estar en silencio.
La hielera no canta como yo pensé.
Mi guitarra no suena como yo quiero.
pero no es eso lo que me atormenta,
son los pensamientos ahogados que no logran salir lo que grita, lo que ruega
desesperadamente por salir.

Sin más palabras... se comió los labios, su cuerpo flotó como solía hacerlo en halloween.
se esposó con una mata de apios verdes.
Desvió su mirada a la comida agria de hace dias que lo hacía desvariar con un edor
putrefacto.

Vomitó.
Pero al verlo, tan abandonado y tan propio, volvío a comerlo.

-No dejaré.. que nada de mí, escape de mí.